Casualidades desafortunadas.
Siete
meses. Siete meses han pasado desde ese desagradable momento que odio
recordar. Ese momento, lo más probable y seguro es que permanezca
en mi mente para siempre. Bueno, supongo que forma parte de la vida
el recodar la primera relación, la primera ruptura.
Pasé
un mes con los ánimos por los suelos, incluso tuve que ir a que me
ayudaran. Al siguiente mes parecía que fuese todo a mejor es más,
pasaban los días y me sentía bien. Desde ese día no lo vi por la
calle, hasta una noche de verano. Sé que era él por el coche que
llevaba. Me dolió muchísimo, ya que era la primera vez que lo
“veía” desde aquella noche de marzo. Las otras dos veces que lo he vuelto
a ver han sido momentos en los que he pensado que podría pasar por
allí, y ocurrió. Las dos veces. A veces me siento adivina.
Confieso
que cuando voy por la calle, tengo miedo de encontrármelo, porque ya
que sé que lo pasaré mal. Pero a base de golpes se aprende. Y algún
día espero pasarlo sin recordarle.
No le
deseo el mal, pero lo que me hizo ese día... Nunca lo olvidaré.
Lo peor es que se me quedaron miles de cosas que decirle. Eso me
suele pasar después de una discusión: se me ocurren muchas cosas
que podría haber dicho.
Lo
recuerdo constantemente porque él fue mi primera relación y claro,
todos los momentos íntimos, los sitios (mi casa, principalmente)...
Pero es normal, ya que no tengo otra “referencia”, por así
decirlo.
Después
de todo esto, que quede claro que...
...echo de menos los momentos, no a la
persona.
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