No puedo más.

Me he dado cuenta de que cada verano me obsesiono con mi peso. Hace calor, voy más suelta, me noto y veo más el cuerpo. Error. Y si, además, le sumas que trabajo en casa, por lo que puedo levantarme cuando quiero y mirarme al espejo las veces suficientes como para que roce lo obsesivo, pues ya tienes ahí una combinación horrorosa.

Siempre he sido una chica muy delgada, he estado siempre por debajo de lo que llaman “peso ideal” y mi talla era una S del Pull and Bear y una 36 de pantalón (a veces, incluso, una 34). Y aunque cuando estaba así tampoco me libré de los pensamientos nocivos acerca de mi cuerpo, ahora me veo en perspectiva y alucino con cómo podía entrar en según qué prendas.

Pero, de unos años a ahora, mi cuerpo ha cambiado. Tengo casi 30 años y peso unos 10 kilos más que en aquella época. Mi peso ha ido oscilando, pero nunca he pasado de una 38 de pantalón.

Ayer, sin ir más lejos, me puse a buscar en internet “cómo calcular tu porcentaje de grasa” y como primer resultado me salió una web en la que aparecía una calculadora. Pon tu peso, altura, edad y el perímetro del cuello, de la cintura y la cadera. Le das a “calcular” y te aparece un maravilloso porcentaje que luego comparas con las tablas que hay debajo para darte cuenta de que estás 0,6% por encima del peso ideal de una mujer de tu edad, por lo que pasas a la columna de “sobrepeso”.

Ni siquiera llega a 1%, pero para mí ya fue suficiente para entrar en un bucle de pensamientos autodestructivos. Aunque, por suerte, el antidepresivo hizo su efecto y logró bloquearlos para permitirme ser capaz de seguir con las tareas que quería hacer por la tarde.

Otras búsquedas de mi ordenador son: “el heipram engorda” “sop y engordar”, porque sí, tengo el síndrome de ovario poliquístico y una de las consecuencias que más se repite allá donde busco información es la facilidad para engordar.

Ya no entiendo a mi cuerpo. Estoy comiendo cantidades justas y todo muy sano y aun así, sigo entrando justa en mis pantalones favoritos. Mi cabeza me lleva a compararme con la Meritxell de 2023 cuando se fue dos semanas a Galicia y se llevó ese mismo pantalón y entraba de sobra en él. Comía lo mismo o más y no hacía ejercicio. No consigo entenderlo.

Me paso todo el día tocándome la barriga para ver cómo de hinchada está, presionando para saber (según mis criterios) si es grasa o hinchazón. Después de comer, de ir al baño, de hacer siesta, siempre comprobando el nivel de mi barriga. Como lo justo y sigo igual.

Así es todo el día y me desespero, no termino de entenderme. No sé qué imagen tengo, no sé cómo es mi cuerpo, no sé qué talla uso, no sé nada.


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