En fin de año me fui a León porque tenía ganas de pasar esas fechas en otra ciudad, lejos de casa. El primer bar al que fuimos a comer era de todo menos aseado. La barra estaba llena de copas de cerveza a medio beber, llenas de platos con migas de las tapas que te sirven con la consumición y de platos con la comida aún por tocar. La decoración no tenía ninguna coherencia: un azul pastel con decoraciones más cercanas a cuadros con mariposas coloridas y frases de "only good vibes" mezclado con una barra de bar típico español con vitrinas con marcos de aluminio. La tele estaba encendida, pero la señal de la TDT no funcionaba bien, por lo que solamente se veían píxeles y el audio entrecortado. Detrás de nosotros había una mesa llena de vasos y platos de los anteriores clientes que nadie recogió durante el rato que estuvimos allí. Pero, dentro de todo ese caos estético y organizativo, había una estufa de gas. Me sorprendió que esa fuese la única fuente de calefacción del bar y al...
Estoy agotada. Con todas sus letras, desde la primera "a" hasta la última. He tenido unos días en los que creía que algo podía salir adelante, que veía posibilidades de retomar por fin mi vida laboral, pero de repente hoy he vuelto a caer. Me he levantado con un bajón de ánimos enorme, cuando ayer me creía capaz de todo, ya hasta fantaseando con una vida nueva en Dublín. No sé qué me pasa, en serio. Esto es nuevo para mí y pese a que ya he tenido otras épocas de búsqueda de trabajo, esta está pasándome especial factura. Llevo ya tiempo sin ponerme a buscar activamente. Y es que las veces que lo he hecho estos últimos meses he acabado sentada en el suelo llorando. Además, esas lágrimas han venido acompañadas por un dolor desesperante tan profundo que me ha dado miedo. Nunca había sentido nada igual. Tengo miedo a dejarme llevar por los pensamientos obsesivos de mi cabeza hasta caer en un pozo del que me sea complicado salir. Y todo esto es por la maldita búsqueda de emp...
Ayer fue mi cumpleaños. Cumplí 29, y ¿adivina qué? No sé qué hacer con mi vida. Estoy más perdida que nunca. El año pasado pensaba que para cuando cumpliese 29 ya estaría mejor, tendría trabajo, que por fin habría podido dar el paso y estaría más cerca de cumplir uno de mis sueños en la vida. Pero lo cierto es que estoy triste, desempleada desde hace más de un año y más lejos de poder irme donde quiero. No voy a decir lo típico de “de pequeña pensaba que a los 30 ya tendría trabajo, casa y demás porque no es así, y tampoco es mi plan, pero lo que sí es cierto es que hace un año sí creía que ya por fin mi vida empezaba. Pero no fue así. Este último año ha sido duro, sobre todo por el hecho de haber tenido que volver al lugar a donde creía que no iba a volver más que en contadas ocasiones. En mayo tuve que volver a vivir a mi pueblo y es algo que aún no he podido asimilar. Lo tomé como una derrota, sentí que volvía atrás y todos los avances que había hecho en mi vida no habían valido par...
Comentarios
Publicar un comentario