Ben Sachs.
"Según reconoció él mismo, sus primeras obras eran espantosas: «Exploraciones del alma romántico-absurdas», las llamó una vez, horrendos cuentecitos y poemas que guardó en absoluto secreto. Pero perseveró en ello y, como señal de su creciente seriedad, a los diecisiete años se compró una pipa. Pensaba que éste era el distintivo de cualquier escritor, y durante su último año de instituto se pasaba todas las tardes sentado en su mesa de estudio, la pluma en una mano, la pipa en la otra, llenando la habitación de humo".
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