Quiero acabar ya.

Ayer me ocurrió algo que me dejó algo perpleja y que me hizo  pensar en si soy invisible para algunas personas. Empezaré diciendo que este año estoy cursando ya el cuarto y último año de grado de Comunicación Audiovisual en la Universitat de València y por tanto, digamos que lo normal es que ya me haya acostumbrado a ir a la facultad, a asistir a las clases, a convivir con los compañeros, etc., pero, no es así ni de lejos. 

Haré una breve explicación para poner un poco de contexto y antecedentes.

Entré en el grado un mes después, junto a otro chaval, y claro, habiendo pasado ya un mes desde el inicio del primer año, la gente ya se conocía y ya se habían formado "grupitos", vamos, lo típico de las clases. Ese mes anterior estuve en otra carrera en la misma facultad, Filología Inglesa, y conocí a gente muy amable y buena. Me sentía a gusto en aquel ambiente, me sentía acogida y bien, pero, en realidad, no era la carrera que yo quería cursar. En realidad yo estaba en lista de espera para entrar en Comunicación Audiovisual, me quedé la segunda. Y claro, al estar en ese puesto de la lista, era algo probable que acabaran llamándome para entrar, y así fue. El 17 de octubre de 2013, volviendo a mediodía a casa en el autobús, me llamó mi padre y me dijo que había entrado en el grado, y en ese momento, una sensación agridulce me invadió el cuerpo. Agridulce porque, por una parte me alegraba de haber entrado en el grado que yo realmente quería, pero, por otra, tenía miedo de tener que volver a empezar desde cero. Por tener que volver a vivir el primer día de universidad, que tanto miedo me daba, por tener que dejar atrás a la gente con la que me había empezado a relacionar y a llevar bien, por tener que volver a sentirme sola ante el peligro. 

Mi primera reacción a lo que me dijo fue que no me iba a cambiar de carrera, que ya había hecho amistades y no quería dejarlas. Claro, a mi padre esto no le sirvió y me dijo que tenía que cambiarme y pese a todo, menos mal que me cambié, no porque me alegre de haber cursado este grado (que eso da para otra entrada a parte) sino porque había podido entrar donde quería, aunque hubiese ocurrido más tarde. Además, no sé si hubiese seguido con Filología Inglesa porque no era el grado que yo quería. 

Al día siguiente de la llamada, recuerdo que era viernes, fui a secretaría de mi facultad para matricularme en Comunicación Audiovisual y el lunes siguiente empecé. Conocía a dos personas del grado porque habían venido conmigo a clase en el instituto, por lo que, en parte, me sentía segura. Entré a clase con todos los "grupitos" hechos ya y a mí, por inercia, me "pusieron" en el grupo donde iban las dos personas que conocía. No recuerdo mucho cómo fueron mis primeros días, pero sí recuerdo que conseguí adaptarme más o menos bien, pero nunca llegué a sentir que era una más, no sé si por llegar tarde o por qué. Las cosas han cambiado mucho desde entonces hasta hoy, cada curso han sido historias diferentes y personas diferentes. En el "grupito" en el que me metieron nunca llegué a sentirme una de ellas, me sentía como un añadido. Con el paso de los cursos, ese grupo se fue separando en grupos más pequeños hasta a día de hoy ser grupos independientes y yo no pertenecer a ninguno. Acabé sentándome todos los días con una chica del grupo del inicio, pero se ha demostrado que nuestra "amistad" no ha ido más allá de clase. También me sentaba con un chico que, realmente, llegué a considerarlo como un amigo, nos llevábamos muy bien y él me contaba sus cosas, pero este último año he visto que no éramos tan amigos ni yo le importaba tanto como él a mí. 

Después de esta "breve" introducción al asunto del que quiero hablar (joder, quería hacerlo corto, pero se me han ido los dedos) voy a contar qué me pasó ayer. 

Este segundo cuatrimestre de cuarto de grado, estoy empezando a sentirme muy desplazada, y no llevamos ni un mes aún. Solo tengo dos asignaturas y una de ellas no la he empezado. Voy a clase dos veces a la semana y cada una es de dos horas, o sea, ya no "veo" a la gente de mi clase, por lo que la poca relación que pudiera tener con todos ellos, ahora es menor. Llegando a mi facultad ayer, empecé a sentir mareo y malestar, parecía ansiedad. Subí las escaleras y llegué a la planta donde está el aula que teníamos clase y había ya gente esperando fuera. Fui directamente al baño porque sentía que me desmayaba, entré y me senté en el váter, pero me entró angustia de cómo olía y salí. Salí del baño y me fui hacia donde estaba la gente con la que se supone que me siento en clase, y "entré" en la conversación, aunque sin hablar casi. Noté que lo poco que hablaba yo, nadie me hacía caso. Entre esas personas estaba el chico que creía que era mi amigo. Estando de pie, empecé a marearme y a sentirme mal, por lo que me separé del grupo y me senté en un banco. En el momento en el que me salí del grupo, estaba un chico que me caía realmente bien, comentando unas cosas de una reunión a los demás. Me senté en el banco y me puse la cabeza apoyada en las manos y estos con los codos apoyados sobre las rodillas. Típica posición de alguien que no está bien. 

Esto que diré ahora es solo lo que yo vi y pensé, para nada estaba buscando atención ni quería que nadie se compadeciera de mí, solo es que realmente me encontraba mal y no quería desmayarme. 

Mi apariencia era claramente de persona que no está bien. Delante de mí tenía a personas con las que me he relacionado a lo largo del grado, bien, pues, nadie del grupo con el que últimamente iba, se preocupó por mí. Y seguro que me vieron. Por delante de mí pasó el chico que estaba hablando y que me caía bien, ni se inmutó. Se me acercó un compañero de clase con el que nunca había hablado y en ese momento pensé "jo, qué considerado", pero no venía a mí, iba a leer un cartel que había detrás de mí. Ante el agobio que sentí por estar rodeada de gente de pie y la tristeza que sentí por haber comprobado que realmente nadie se preocupa por mí, cogí el móvil y mientras llamaba a mi padre, me fui. Nadie notó mi ausencia. Nadie en absoluto. 

Pensé en abandonar la carrera, en no volver jamás a clase, pero, para lo que me queda en el convento.

Cualquiera que lea esto puede que piense que me creo el centro de atención, que soy una drama queen, que qué tontería más grande, como si todo el mundo tuviese que estar pendiente de mí. Pero no, no es así. De lo que yo hablo es de lo poco que pinto yo con la gente con la que he compartido cuatro años de mi vida en la universidad (siempre lo he pensado, pero después de esto, más). De lo invisible que me sentí, de lo insignificante que fui en ese momento. Y, sobre todo, de la mierda que soy para la gente que creía ser mis compañeros más cercanos.

Mañana tengo clase otra vez y ya me estoy poniendo nerviosa, no quiero volver a sentirme como una mierda, para eso ya estoy yo conmigo misma.

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