Esto siempre es duro.
(05/11/2017)
Esto siempre es duro, y lo digo sin conocimiento de causa. Sin conocimiento de causa porque no es difícil imaginar qué siente una persona en ese lugar. Y es que todos nos morimos. Sí, es algo que todos sabemos, que ese día nos llegará, más tarde, más temprano, pero llegará. Todo lo que has sido, todo lo que has hecho, todo lo que has aprendido, experimentado, vivido... Se irá contigo el día en que tu vida se acabe. Es triste, pero es así. Una persona pasa de existir a no existir en cuestión de segundos, y no te paras a pensarlo hasta que ocurre cerca de ti.
Queda poco. Queda poco y hoy ha sido la primera vez que te he visto llorar asustada. Hoy, tras años de aguantar, tras meses de peleas, de ansiedades, de nervios, hoy has asumido y dicho claramente que sí, que tienes miedo de que se muera tu madre. Y no me enfado ni me indigno por que sientas eso por una persona que ha llegado a hacerte chantaje psicológico, por una persona por la que has hecho millones de cosas y favores y nunca te lo ha agradecido, por una persona que nunca ha entendido que tú tienes una vida. No. No me enfado porque, a fin de cuentas, es tu madre y puedo entender, aunque no lo haya vivido, que es algo que asusta y porque es tu madre a pesar de todo.
Ayer tu sobrino, mi primo, dijo llorando que no quería que nadie muriese; y eso nos acabó de romper a todos.
Son tiempos difíciles para todos, pero sobretodo para ti. Para ti que has estado allí todos los días y has ido viendo cómo la luz iba apagándose. Has ido viendo cómo una luz fuerte, trabajadora, mandona, peleona, ha ido convirtiéndose en una luz débil, inmóvil.
(19/02/2018)
Hoy, tres meses y medio después de empezar a escribir esto, retomo la escritura de esta entrada. Recuerdo que dejé de escribir porque me tenía que ir a comer, era domingo por la mañana. Esa misma tarde, a eso de las siete, mi madre me avisó para decirme que volvían a llevarse a mi abuela al hospital, y yo ahí ya supe que no volvía. Y así fue, no volvió. El día 5 de noviembre ingresó y el 6 por la mañana, falleció. Era algo que todos nos esperábamos, sí, pero nunca se está del todo preparado. Mi abuela arrastraba años y años de salud débil, de muchas enfermedades, de ir perdiendo movilidad y agilidad; de ir perdiendo la vida.
Pasó todo muy rápido, el velatorio y el entierro pasó sin darnos cuenta, pero fue pesado. Solo queríamos que pasara lo antes posible y volver cada uno a la normalidad. Mi madre pasó unos días difíciles, se sentía triste. Por lo que respecta a mí, era una sensación extraña, no sentía una profunda tristeza supongo que porque me veía que esto más pronto que tarde iba a suceder y además, también hacía tiempo que no tenía ningún tipo de conversación con mi abuela. También cabe decir que los últimos años de mi vida mi abuela se portó infinitamente mal con mi madre, y eso me hizo alejarme de ella.
Pero aun así, el verme en aquella situación y ver el ataúd y pensar que mi abuela iba allí dentro, impresionaba. Joder que si impresionaba. Lloré cuando mi madre y yo entramos a ver el ataúd de cerca y lloré cuando entraba por la puerta de la iglesia antes de la misa. Lloré porque una no es de piedra y la emoción del momento me pudo. En realidad, de los cuatro abuelos que tengo, se fue la que más cercana era a mí, la que más me cuidó, la que me tenía más cariño de todos, la que me tenía en su corazón porque yo era su única nieta (hasta que nació mi primo).
Ahora, tres meses después, no sé si quedará cruel, pero, no me acuerdo muy a menudo de que falleció ni de ella, pero porque ya me venía de mucho antes el no tener casi relación. Pero, aun así, nunca dejará de ser mi abuela y la que hizo más por mí y me cuidó más de todos. Es curioso que justamente hoy retome esta entrada ya que ayer vi Coco y me acordé mucho de ella.
Son tiempos difíciles para todos, pero sobretodo para ti. Para ti que has estado allí todos los días y has ido viendo cómo la luz iba apagándose. Has ido viendo cómo una luz fuerte, trabajadora, mandona, peleona, ha ido convirtiéndose en una luz débil, inmóvil.
(19/02/2018)
Hoy, tres meses y medio después de empezar a escribir esto, retomo la escritura de esta entrada. Recuerdo que dejé de escribir porque me tenía que ir a comer, era domingo por la mañana. Esa misma tarde, a eso de las siete, mi madre me avisó para decirme que volvían a llevarse a mi abuela al hospital, y yo ahí ya supe que no volvía. Y así fue, no volvió. El día 5 de noviembre ingresó y el 6 por la mañana, falleció. Era algo que todos nos esperábamos, sí, pero nunca se está del todo preparado. Mi abuela arrastraba años y años de salud débil, de muchas enfermedades, de ir perdiendo movilidad y agilidad; de ir perdiendo la vida.
Pasó todo muy rápido, el velatorio y el entierro pasó sin darnos cuenta, pero fue pesado. Solo queríamos que pasara lo antes posible y volver cada uno a la normalidad. Mi madre pasó unos días difíciles, se sentía triste. Por lo que respecta a mí, era una sensación extraña, no sentía una profunda tristeza supongo que porque me veía que esto más pronto que tarde iba a suceder y además, también hacía tiempo que no tenía ningún tipo de conversación con mi abuela. También cabe decir que los últimos años de mi vida mi abuela se portó infinitamente mal con mi madre, y eso me hizo alejarme de ella.
Pero aun así, el verme en aquella situación y ver el ataúd y pensar que mi abuela iba allí dentro, impresionaba. Joder que si impresionaba. Lloré cuando mi madre y yo entramos a ver el ataúd de cerca y lloré cuando entraba por la puerta de la iglesia antes de la misa. Lloré porque una no es de piedra y la emoción del momento me pudo. En realidad, de los cuatro abuelos que tengo, se fue la que más cercana era a mí, la que más me cuidó, la que me tenía más cariño de todos, la que me tenía en su corazón porque yo era su única nieta (hasta que nació mi primo).
Ahora, tres meses después, no sé si quedará cruel, pero, no me acuerdo muy a menudo de que falleció ni de ella, pero porque ya me venía de mucho antes el no tener casi relación. Pero, aun así, nunca dejará de ser mi abuela y la que hizo más por mí y me cuidó más de todos. Es curioso que justamente hoy retome esta entrada ya que ayer vi Coco y me acordé mucho de ella.
DEP Montiel Bargues Bochons.
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