That's all, folks.
Llevo días, semanas, aplazando la escritura de esta entrada porque o bien no tenía tiempo (mentira) o bien, no me apetecía para nada. Pese a eso, llevo días, semanas, queriendo escribirla. Esta entrada va a ser, de algún modo, la manera en la que voy a intentar desahogarme y así, dejar a un lado las tristezas y preocupaciones que están atormentándome estos días. Pero, antes de nada, me gustaría dejar claro que todo lo que voy a decir a continuación son pensamientos míos, son mis experiencias y reflexiones que he tenido estos últimos años. No pretendo hacerme la víctima ni dejar en mal lugar a los demás, solamente voy a hablar desde lo más profundo de mi corazón e intentaré plasmar, de la manera más fiel y objetiva posible, todas estas cosas que han estado impidiéndome avanzar y mirar hacia adelante.
Hace unos días, mientras estaba en la cama antes de dormirme, pensé en las personas a las que mandaría una cinta, como hace Hannah Baker en Por trece razones y la verdad es que me salieron bastantes. Cabe decir que no a todas esas personas se las mandaría por algo malo, pero a la gran mayoría, sí. Y por si lo estáis pensando: no, no voy a suicidarme ni estoy pensando en hacerlo, simplemente son cosas con las que me gusta reflexionar. Como he dicho antes, no voy a decir nombres ni a hablar de nadie en concreto (por lo general, salvo excepciones), pero todo esto me vino al pensamiento la semana en la que me pasaron dos cosas que me jodieron bastante, por lo que decidí que "hasta aquí hemos llegado".
Y es que me he dado cuenta de cómo me han tomado el pelo a lo largo de mi (¿corta?) vida. No sé si con intención de ello o inconscientemente, pero lo cierto es que siempre he sido muy frágil y mojigata y toda la vida he dejado que me mangoneasen, desde primaria. Si a lo de ser débil le añades que yo siempre me he preocupado más por los demás que por mí, pues tienes una maravillosa oportunidad de aprovecharte de esa persona, porque sabes que se dejará la piel en ayudarte a cambio de nada. A cambio de que esa otra persona no se enfade con ella por decirle un simple "no".
Estoy harta de preocuparme por todo lo que me rodea, de creer que todo me afecta, de tomarme las cosas de este modo, porque luego, a la hora de la verdad, nadie viene a darme las gracias, nadie viene a preocuparse por cómo estoy yo y solamente se limitan a dejarme con un mísero "leído". ¿Cómo me quedo yo? Pues con cara de imbécil, con la sensación de haberlo dado todo por la otra persona, de haberme preocupado pese a que me ha tratado como un trapo usado. Y aquí es cuando me doy cuenta de que soy demasiado buena persona, que, ojo, no es que esté diciendo que sea una mala cualidad, solamente es que debo elegir con quién serlo más o con quién limitarme a un trato cordial.
Estoy harta, también, de ser esa persona que "esta ahí para todo", pero que nunca recibe buenos tratos, que lo da todo, que responde al segundo incluso cuando no debe coger el móvil, que es capaz de estar una mañana entera consolando y haciendo de psicóloga cuando, precisamente ella es la que es un mar de dudas y necesita ayuda. La que pese a estar quemadísima con la otra persona, saca fuerzas y ánimos para ser quien está ahí. Pero ya está, una y no más. Tener la osadía de dejarme en "leído" después de haberte estado ayudando y preocupándome por ti cuando no tenía ninguna razón para seguir haciéndolo. Genial.
Por otro lado, también estoy harta de hacerme ilusiones a la mínima, de creer en los demás. De que cuando alguien muestra algún interés en mí, ya adorar a esa persona, de creer que las ganas de vernos es mutua. Y no, y me doy la hostia como siempre, y me vuelven a tomar por tonta. Muestran interés en mí, lo muestro yo de vuelta y me estrello, pero no solamente eso, encima, se toman la libertad de hablarme mal, de tratarme de pesada y luego, a las semanas, hablarme como si nada. No, ya está bien. Ya está bien de tomarse esas confianzas de mierda, de que me digas un día que hay confianza entre nosotros, de que cada vez que hablemos me digas que quieres verme y cuando pregunto yo, me lleve una respuesta borde a la que solo te falte añadir "pesada de mierda".
Escribiría sobre más personas que han pasado por mi vida, en concreto sobre una más, pero creo que ya está bien de malos rollos en este texto. La idea de escribir todo esto fue impulsada por esas dos cosas que he descrito de la manera más general posible, por lo que una vez dicho eso, no "hablaré" de nadie más (por hoy).
Repito y quiero recordar que todo esto no lo he escrito con la intención de hacerme la víctima ni de quedar en mejor lugar que las demás personas. Escribo todo esto para desahogarme y para, de un modo u otro, dejar ya aun lado el lamentarme y estar mal por todas esas personas que me han acabado demostrando que no darían un duro por mí. Que llegan a tomarse la confianza de dejarme en "leído" o de responderme de la manera más borde posible a un mensaje totalmente inocente (sí, digo "inocente" porque de verdad fue así, no pretendo molestar a nadie ni hacer daño). Finalmente, quisiera añadir que he escrito esto ahora porque es algo de lo que he ido dándome cuenta estos últimos meses, de que no puedes llegar a confiar del todo en los demás, solamente unas pocas personas se salvan.
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