Si te vieses con mis ojos, todo sería distinto.
“Por primera vez en su vida, Alba sintió la necesidad de ser hermosa y lamentó que ninguna de las espléndidas mujeres de su familia le hubiera legado sus atributos, y la única que lo hizo, la bella Rosa, sólo le dio el tono de algas marinas a su pelo, lo cual, si no iba acompañado de todo lo demás, parecía más bien un error de peluquería. Cuando Miguel adivinó su inquietud, la llevó a mano hasta el gran espejo veneciano que adornaba un rincón de su cámara secreta, sacudió el polvo de cristal quebrado y luego encendió todas las velas que tenía y las puso a su alrededor. Ella se miró en los mil pedazos rotos del espejo. Su piel, iluminada por las velas, tenía el color irreal de las figuras de cera. Miguel comenzó a acariciarla y ella vio transformarse en su rostro el caleidoscopio del espejo y aceptó al fin que era la más bella de todo el universo, porque pudo verse con los ojos que la miraba Miguel”.